Adentrandome en el bosque

Me hinqué a su lado y miré detenidamente su perfil.
- Me alegra el haberte conocido... -susurré y sonreí. Me senté a su lado y pasé mi brazo por detrás de ella, abrazandola.- Me avisas si me sobrepaso. -La miré y reí por lo bajo.-

Besé su cabello sonriendo.
- Talvez... -Sonreí de medio lado.- No oculto nada, Emma... -La miré.- Y no soy como los tipicos Ravenclaw. -Miré hacia el lago y suspiré.- Odio que la gente... o los Slytherin, metan a todos en el mismo saco. -Dije serio. Luego la miré y sonreí.

La miré a los ojos y sonreí.
- Nunca dije que tu me metias en el mismo saco. -Acaricié su mejilla y le di un pequeño beso en sus labios.
- Y no tengo novia. -Sonreí mirandola a los ojos. Luego mi sonrisa se esfumó y fruncí el ceño.
- Tu... tienes novio? -La miré atento.

La miré frunciendo el ceño, hasta que me respondió. Sonreí y bajé la mirada algo avergonzado.
-Hey... te ries de mi? -La miré sonriendo.- Porque si es así, te daré motivos para que te rias. -Sonreí, me acerqué a ella y comencé a hacerle cosquillas, riendo con ella.

Reí al escuchar sus carcajadas, y cuando me abrazó, sentí su perfume, tan exquisito.
La miré sonriendo y besé su mejilla.
- Cosquillas no. -Repetí susurrando en su oido, y besé su mandibula, por debajo de su oreja... muy despacio.

Me senté a su lado. Calmate, me repetía en la cabeza.
- Em... -suspiré.- Porque soy nuevo. -La miré y sonreí.- Digo, estuve un año, pero me fui, y ahora volví. -Bajé la mirada, recordando.- Estube con unos tios, en Italia... en donde nací.

- Tienes frío? -La miré preocupado.- Quieres que te abrace? -Sonreí instintivamente, luego fruncí el ceño.- Talvez ya es hora que debas ir a tu casa... -hablé bajo, y la miré atento. Luego reí por lo bajo.- O talvez, quieres que me calle un rato. -Solté una risita.

Sonreí mirandola a los ojos.
Quería besarla, y me estaba costando tanto aguantarme las ganas, para no parecer un idiota... de nuevo. La abracé, aprisionandola contra mi cuerpo.
- Estaré aquí mañana, y pasado, y todos los días que quieras. -Sonreí mirandola a los ojos y a los labios. Esos labios me llamaban, necesitaba sentir sus dulces labios sobre los mios.

Me estremecí ante el contacto de nuestros labios. Todo era tan perfecto, que parecía irreal.
Sus dulces labios me provocaron. La besé despacio, pasando mis manos por su abdomen. Luego intensifique un poco más el beso, dudando si seguir o no. "Calmate Pucey", decía mi mente. Pero mis manos, mis labios, y mi lengua hacían otra cosa, hasta que tuve la capacidad de frenarme. Me separé pocos centimetros de ella, podía sentir su aliento en mi rostro. Yo estaba con la respiración agitada, y el corazón bombeaba sangre mucho más rápido de lo normal.
- Debo admitir... que me estás empezando a volver loco... -susurré apenas.

Sonreí y comencé a besar su cuello, despacio, seductor.
- Creo que es muy bueno... -susurré. Mi respiración, cada vez más agitada, me hacía recordar que debía parar. Pero no quería, ya no podía. Besé su cuello lentamente, mientra que con mis manos acariciaba su abdomen. Ella me estaba volviendo loco. Era mi adicción, ella, sus labios, sus ojos, su cuerpo, toda, era una adicción para mi.
Busqué su boca, y la encontré luego, la besé con pasión, desesperado.

Seguí besandola. Ella estaba igual de comoda, así como yo estaba comodo con sus labios, con sus caricias. Me separé un poco, para tomar aire, y la miré a los ojos.
- Si me dices que me estoy sobrepasando... lo entenderé... -susurré con la respiración entrecortada.

La vi alejarse, con una sonrisa en su rostro. Quise detenerla, pero me aguanté las ganas.
- Nos vemos mañana! -Le dije alzando un poco la voz, para que me escuchara, y sonreí amplio.
Ella no volteó, pero estoy seguro escucharla reír por lo bajo. Yo no dejé de mirarla hasta que la perdí de vista. Suspiré y me eché en el árbol. No podía parar de sonreír, ella me había cambiado. Sonreí al pensar en ella, en sus ojos hermosos...
Luego de unos cuantos minutos, volví a la casa, tenía que descansar si quería verla mañana, además que tenía clases a primera hora.