Un Buen Día (Adrian +18)

Vi como ella desvió la mirada de aquellos chicos que habíamos pasado, y miré al frente, frunciendo el ceño. La verdad no me gustaba cuando hacía eso.
Cambié rápidamente mi rostro cuando me hizo la pregunta. Pensé y sonreí.
- Bueno la verdad es que si. -Reí por lo bajo.- Pero hagamos la segunda opción. -Le sonreí, y me detuve.
- Vamos al laberinto... a perdernos un rato? -Sonreí y enarqué una ceja.

Reí. Hizo la pregunta que me supuse, iba a hacer.
- La primera la hicimos hace un rato. -Reí por lo bajo y me mordí el labio.
- Entonces... vamos al laberinto? o quieres repetir la primera? -Reí un poco más fuerte. El laberinto no era una de mis mejores ideas, pero parecia fascinante la idea de perderme... con ella. Sonreí divertido.

Reí por lo bajo. Esa forma de ser era la que me gustaba de Emma.
La tomé de la mano, y caminé con ella hacia el Laberinto. En el camino, chicos de las diferentes casas, se nos quedaban mirando extrañados. A varios fulminé con la mirada. ¡Si! ¡Un Ravenclaw estaba con una chica de Slytherin! ¿Y? ¡Que idiotas eran todos!
La tomé aún más fuerte de la mano, entrelazando nuestros dedos. Y caminé con orgullo, ella estaba conmigo, y yo era el hombre más afortunado de todo Hogwarts.
Llegamos a la entrada del laberinto y la miré.
- Lista para perderte conmigo? -Sonreí travieso.

Sólo asintió y me jaló rápidamente hacia dentro del laberinto. La puerta se cerró al instante y ella me miró sonriendo traviesa. Me encantaba esa sonrisa, me hacía desearla más.
Le sonreí igual y enarqué una ceja. La abracé por la cintura, con uno de mis brazos, y comenzamos a caminar. Acababamos de entrar y ya estaba mareado. Reí ante la situación.
- Esto es realmente gracioso. Ya estoy mareado. -Reí más fuerte, y la apegué más a mi cuerpo y besé su cabello.

Sonreí ante su preocupación, y la miré sonriendo de medio lado.
No dije nada, sólo la tomé fuerte de la cintura, y mordí su labio inferior.
- ¿Y qué pasa cuando estoy deseoso, y obsesionado con una persona? ¿Qué me hace el laberinto? -La miré a los ojos. Ahora estaba serio.

La miré a los ojos, quería decirle algo importante...
No me importaba lo que hiciera el laberinto ahora... necesitaba decirle esto.
Me separé un poco de ella, intentando controlar mis sentimientos. La tomé de las manos, y sonreí tierno.
- Emma... me gustas, demasiado... -Sonreí algo nervioso.- Te convertiste en alguien muy importante para mi, y ahora ya no dejo de pensarte... -bajé la mirada, y me mordi el labio, sonriendo. Luego levanté la mirada.- ¿Qué sientes tu por mi? -La miré atento, y espectante.
Me pareció que el laberinto dejaba de moverse, ¿Sería eso posible? Era como si estuviera espectante a la respuesta de Emma... al igual que yo.

Suspiré...
- ¿Sólo eso? -dije sin notar que mi voz sonó algo triste. ¡Estupido!, Pensé.
- Digo... ¿no hay nada más que me quieras decir? -No dejé de mirarla por ningun segundo.

Sonreí a mas no poder. ¿Sentía todo eso por mi? ¡Era perfecta!
Levanté su rostro, y la miré directo a los ojos.
- Te quiero... demasiado. -Susurré. Acerqué mis labios para besarla, pero el laberinto giró con brusquedad, haciendo que los dos cayeramos al suelo.

Reí al escucharla hablar con el laberinto. Que tierna...
Me levanté, y extendí mi mano para ayudarla.
- Bueno Señor Laberinto, si está celoso de que la chica mas perfecta del mundo esté conmigo, y no nos quiere ver besandonos... dejenos salir. -Dije sonriendo. A los dos segundos el laberinto giró y nos mostró la salida. Ok... estaba celoso. Reí en mi fuero interno, tomé la mano de Emma, y salimos del Laberinto. Debo admitir que esto habia sido, gracioso e inusual.
La miré a los ojos y tomé sus manos.
- Señorita Emma Pasquini. -Me dirigí a ella, caballerosamente.- Me haría completamente feliz... si usted aceptara... ser mi novia. -Sonreí de medio lado, hipnotizado por sus hermosos ojos.

Sonreí amplio, ¡Había dicho que si!. Ella siempre me iba a sacar mas de una sonrisa. Todas mis sonrisas iban a ser siempre de Emma. Se había apoderado de mi.
- Gracias... -Susurré demasiado contento.- Me haces tan feliz... -Tomé su rostro entre mis manos y la besé tierna pero apasionadamente a la vez.
Era mi todo. Me había robado el corazón, y no tenía intenciones de tenerlo de vuelta. Confiaba en ella, y en lo que sentia por mi. Confiaba que iba a cuidar de mi corazón.

Era mi novia. La chica más hermosa de todo Hogwarts... ¡era mi novia! Definitivamente, era el hombre mas feliz del mundo.
- Bonita... -Susurré sobre sus labios, que tanto me encantaban.- ¿Qué haremos ahora? -Reí por lo bajo.- ¿O tienes que estudiar? -La miré a los ojos, intensamente... así como era su mirada.

No aguanté y besé sus labios despacio.
- No... no tengo que estudiar. -Susurré sobre sus labios. Se me pasó una idea por su cabeza, y sonreí ante eso.
- Te adoro... -dije acariciando su mejilla.